Pensaba narrar el sueño que tuve esta noche contigo, pero por fin puedo escribir lo que durante 12 días he estado esperando. Has vuelto, te daba por perdido cuando hoy vi un mensaje tuyo, algo que soñé durante toda una quincena llena de días que me parecieron ser interminables.
Ahora veo que todo sigue igual de bien que antes, que nada ha cambiado e incluso me siento un poco tonta al haber creído que te fuiste sin decírmelo... lo siento mucho. Te he fallado tanto a ti, como a mí misma por pensar algo semejante. Debo acostumbrarme a que la rutina no existe en tu vida, cosa que ya sabía... ¡pero es que me siento tan bien! En el fondo siempre supe que habría una explicación y que tú mismo me la darías.
Ahora sí, después de tanto tiempo de rebosante agonía, soy capaz de decirlo. He echado de menos esas palabras, que sólo tuyas, saben llenarme. Te quiero.
Yo he vivido bastantes pocos regresos, por no decir ninguno. Supongo que porque quién me ha dejado ha tenido muy claro que yo sobraba en sus planes, o yo he tenido claro que el que se marcha sin dar explicaciones no tiene demasiado hueco en mi vida.
ResponderEliminarA mí me gusta pensar que los que deciden seguir sin nosotros nos dan la oportunidad de conocer a otra gente entre la que se puede encontrar la pieza clave que nos hace falta en el puzle para poder continuarlo :)
Eliminar