viernes, 18 de abril de 2014

Sálvame de toda esta mierda

Siempre he sido consciente de que la vida no es perfecta, pero es que me han dado algo así como una bofetada de realidad. Quizás lo peor sea que no es la única que llevo de un tiempo a esta parte. ¿Qué niño puede vivir con miedo por escuchar a su madre decir una y otra vez que lo mejor es quitarse la vida? ¿Cómo le ha podido tocar a él esa madre coraje cobarde? ¿Qué niño puede vivir con su padre a cientos, miles de kilómetros de distancia? Dime, ¿qué clase de niño? Y dime, ¿qué padre cruza tres países porque su hijo no recuerda el color de sus ojos? ¿Por qué ese niño, al crecer, tiene que alejarse para poder vivir más tranquilo? Para alejarse también de las constantes amenazas de su madre y para que parezca que su padre no se ha ido y sigue en casa, que el que se ha ido es él. ¿Por qué no pueden hacer de ese lugar un hogar con todas las letras? Un sitio de paz y no un campo de batalla en el que ir contracorriente es un riesgo que no corre cualquiera.

Cambiando de tema... O igual no. Odio que los demás carguen con mis problemas y los hagan suyos. Que yo no quiero que me los quitéis, que yo lo que quiero es que me ayudéis a saber llevarlos. Necesito que alguien, por una vez en la vida, tenga tacto diciéndome lo que sabe que me duele. También os podéis comprar un pack de sentimientos o un corazón. Necesito que los que me quieren aprendan a no agobiarme. Quiero ser escuchada sin que me digan que soy "una persona profunda y demasiado reflexiva" antes de que pasen a otro tema por quitarle hierro al asunto, y conviertan mis problemas en cosas meramente banales. Cosas banales, insustanciales, como las que hablas con el carnicero o el vecino del rellano, lo que charlas mientras pides un cuarto de pollo empanado. Empanado como el carnicero o cualquiera que finja importarle lo que sea que le estés diciendo. Reflexiva y profunda me llaman... ¿Entonces los que me consideran eso son unos superficiales? Puestos a ser injustos, seámoslo todos por igual (qué ironía ¿eh?). No descarto del todo que la culpa sea mía y deba pedir perdón. Nunca me había planteado que una persona que piensa supone un problema para el que no lo hace; parece que se vive mejor desde la ignorancia. Ya que estamos con supuestos. Supongo que escribo porque no tengo a nadie que me escuche o le importe algo más que cinco de siete días que tiene la semana. Supongo que vuelvo a callar. Supongo que te necesito. Supongo que tú a mí no.

Lee el título. Te espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario