A veces la vida debería ser tan fácil como tumbarse en la cama y escuchar música con la cabeza colgando y los pies apoyados en la pared. Nada que pensar; sin reproches, errores, ni distancias que odiar. Tan solo melodías y letras.
Ya no le queda nada a lo que atenerse. ¿Alguna vez lo tuvo? Nadie por quien luchar, nada que hacer por los demás. Nadie a quien querer. Como si no existiera, como si no hiciera falta. Puede que él no, pero ella sí lo necesitaba.
Éste no es su lugar, no es su mundo.
Su lugar está en tu pecho, su mundo eres tú. Quiere hacerte feliz, que no la abandones nunca, que la extrañes. Que le hagas saber que precisas sentirla en algún momento del día. Demuestra ser digno de ella.
Quizás todo lo que tenga que hacer sea empezar a buscarte, bajar de la torre. Sólo déjala encontrarte y, cuando la tengas delante tuya, olvídate de todo.
Escribes increíblemente bien :)
ResponderEliminarJ.
Vaya, gracias :) ¿Quién eres? ¿Te conozco? ¡No me dejes con la duda!
ResponderEliminarYo aún disfruto escuchando música en la cama mientras miro el techo y no pienso en nada. Hace tiempo si que pensaba que había que buscar, que era la forma más fácil de encontrar…ahora creo que primero hay que saber a ciencia cierta lo que se busca para poder encontrar algo…
ResponderEliminarY todo lo que te he dicho no tiene nada que ver con tu entrada pero me apetecía decirlo igual
Incluso hay veces que hay que dejar de buscar para que alguien te encuentre…
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