domingo, 18 de septiembre de 2011

Lo que odio de él

Nuestros cuerpos no se aproximan ni me roza los labios con los suyos. No me dice que me quiere cuando necesito saberlo, no me oye cuando le hablo. Y si me ve llorar... se dedica a estar en silencio.
Él no puede acariciar el defecto que tengo detrás de la oreja porque no me besa en el cuello. No me llama y cuando dice de hacerlo, nunca es a la hora que prometió. Aún no me ha cogido de la mano.

No, él no hace nada de esto. No nos acercamos; nos abrazamos, chocamos como olas que al llegar a la orilla se calman y se funden en la arena, me coge con sus manos y me besa. Él no dice lo que siente por mí porque siempre lo está demostrando; no me oye, él me escucha.

No puede besarme en el cuello ni tocar el secreto que esconde porque me retuerzo de cosquillas y acabamos en el suelo de su habitación. No pronuncia palabra cuando derramo una lágrima, pues sabe que lo que necesito es su calor y comprensión, nada más.

No me puede llamar porque siempre estamos juntos, pero cuando lo hace, no se retrasa sino que se adelanta horas. No es necesario que me coja de la mano porque nunca me ha soltado. Ahora sé que nunca lo hará.

Él, el que me hace feliz con su sonrisa, palabras, caricias. Él, del que lo único que odio es que me ha robado la razón y el corazón.

2 comentarios:

  1. cuando actualices te pasaré las canciones

    ResponderEliminar
  2. Perder la razón y el corazón nos demuestra que estamos vivos. A mí al menos me lo demuestra. Durante una temporada pasé una época de vacío total, donde no sentía ni podía sentir nada por nadie ni perdía la razón como un quinceañero. Fue la peor etapa de mi vida, te lo aseguro, y pensé que nunca iba a terminar…

    Así que ahora no le tengo miedo a sentir, le tengo miedo a no hacerlo.

    ResponderEliminar