viernes, 12 de agosto de 2011

En mis trece

Dios mío, estamos llegando demasiado lejos y ni siquiera se me había pasado por la mente. En su cama, tumbados, en ropa interior y yo con una camiseta encima, de las anchas que me encantan. Me coge la cara entre sus protectoras manos y me besa como si no hubiera un mañana. Pero entonces, para variar, meto la pata.

+¿Qué estamos haciendo? –Se lo pregunto mientras hago el intento de leerle la mente porque en realidad, lo que quería decir, es: ¿Qué es lo que vamos a hacer?–.
-Lo que sentimos. ¿Estás asustada por lo que pueda pasar? –Es ridícula su pregunta, ya sabe la respuesta–.
+Como siempre, así que hoy no. –Saco mi sonrisa torcida y le cojo de la mano para intentar suavizar la frase–.
-Querrás decir hoy tampoco. –Me suelta y se levanta, diría que algo molesto–.

Y es ahora, cuando la cago como nunca antes lo había hecho con él.

+A ver, estamos juntos desde hace poco tiempo y me es difícil que ya vayamos por aquí, que llevemos años siendo amigos y fuera el mes pasado cuando me besaste por primera vez. Has hecho esto más veces... y creo que no significa lo mismo para ti que para mí. –Estupendo Cris, enfatizas la palabra errónea y ya has puesto la guinda al pastel–.

Sale de la habitación sin decirme nada, aunque con el amago de un intento. Sé que tengo razón pero él tiene todo el derecho del mundo a reaccionar como lo ha hecho. Vuelve a los pocos minutos y me reprocha errores del pasado mientras me siento en el filo de la cama con las piernas desnudas colgando.

-Sé lo que piensas, sé lo que crees. ¿Sabes qué? También podrías recordarme lo que hice delante tuya cuando tonteaba con quien ya sabes y lo que te dije días después. Podrías refrescarme la memoria sobre las palabras que escogí y te solté en la cara, esas con las que bromeabas tras perdonarme. Y digo "perdonarme" por decir algo.

Joder, es que ha tenido mucha paciencia y nunca antes me lo había echado en cara, es normal que explote. Me pongo a llorar en silencio mirando mis piernas, preguntándome por qué tuve que abrir el buzón que tengo por boca. He metido la pata hasta el fondo. Maldita desconfianza.

+Ven aquí. –Levanto la cabeza con la cara empapada en lágrimas que ya dejan de caer por carecer de reservas, esperando que se acerque–. Por favor, ven aquí.

Al no recibir respuesta ni gesto alguno, recaigo. Sólo me observa. Me pongo a sollozar desconsolada, arrepentida. Y pensar que no me quedaban lágrimas. Hace un momento cuerpo a cuerpo y ahora parece que haya una distancia abismal entre nosotros que nos mantiene alejados. Es ahí cuando me doy cuenta del error que he cometido. Le quiero mucho y estoy a un paso de perderle. Otra vez.
 
Tiendo la mano en su dirección con la esperanza de que la coja, pero sin mirarle, no, ya no me queda valor. Nada, no la toma. Cansada la poso sobre mis piernas y las observo de nuevo. Entonces veo sus pies, abre mis piernas para abrazarme mejor y nuevos ríos con más caudal que los anteriores nacen de mis ojos.

-Perdóname, no sé como he podido estar quieto sin hacer ni decir nada. Lo siento, lo siento. No quiero que estemos así. –Algo húmedo cae en mi cuello y me desconcierta–. Mi vida, no nos merecemos esto. –Sí, esa voz... él también está llorando–.
+No sé por qué he dicho semejante tira de paparruchas. Perdóname... –Recojo el valor para decirle esas palabras que no encontraba cuando las buscaba, hace exactamente diecisiete días. Apoyo mi frente en la suya mientras acaricio sus mejillas encendidas y se lo digo por segunda vez–. Te quiero.

7 comentarios:

  1. Seguiras escribiendo por el fin de los tiempos tan bien? :D

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  2. Si a esto lo consideras escribir bien, sí, lo haré =D ¡Gracias por leerme, Duck y Yunta!

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  3. Buuuu :P Y así se formaron los ríos, lagos y océanos jajajaja!

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    1. Jajajaja ¿Y si te digo que acabo de ver tu comentario ahora? xD

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  4. Pues si te digo lo que realmente pienso, creo que nadie tiene derecho ni razones para cabrearse porque otra persona diga NO a pasar de cierta raya.

    Creo que el sexo es una forma de coacción si se usa de manera equivocada y a veces lo usamos mal, muy mal. Porque no hay que usarlo, hay que disfrutarlo y paro eso ambas partes han de estar de acuerdo y surgir. No sé, es lo que creo.

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    1. Esa es la gracia, decir lo que realmente pensamos :)

      Leyendo tu comentario igual no me expliqué tan bien como quise. Bueno, lo primero es que no es para nada real la historia. Lo que cuento en esta entrada (y no lo reflejo en ella), es que esas son el tipo de cosas que, bajo mi punto de vista, van “ensuciando” una relación. Pienso como tú; forzar el sexo (y soltar perlitas como “demuéstrame que me quieres de verdad acostándote conmigo”) es lo que va matando el amor que la persona ‘forzada’ tiene hacia el otro.

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