sábado, 20 de agosto de 2011

Dosis de realidad

Un I (L) Elena pintado en un muro de la ciudad, un tema por zanjar, una sonrisa perdida, una abrazo por dar. Fue lo necesario para que me ensimismara en mis pensamientos, pero para mi sorpresa no había nada en ellos. Llevo días estancada en no sé dónde. Simplemente dejo pasar los días mientras avanzo en las páginas desnudas de mi libro, ni medio abierto ni medio cerrado, acompañado de una pluma que espero que algún día alguien tome para escribir en él. No sé cómo empezar mi propia historia y me limito a esperarle.

Aún recuerdo el día en que me atreví a tomar la pluma entre mis manos y anotaba en la primera página "Aquí comienza mi historia". Pero como muchas otras cosas en la vida, me equivoqué.

Sin embargo, ahora todo mi problema gira en torno a él. No al "él" de siempre. Es un "él" distinto, muy distinto. Le imagino con mi bolígrafo en la mano y no sé por qué. Es como si él tuviera mi pase hacia la vida y la felicidad. No dejo de pensar en que le echo de menos y en si él también lo hace, en si es verdad lo que aquél día me confesó y en qué grado, en si es cierto que se arrepiente de lo que me dijo aquél otro día... Muchas, muchas dudas, un embrollo que sólo puede ir desliando él.

Pero luego está mi él, el de siempre. A veces creo que es como montar en bicicleta, que con el tiempo se te va olvidando si no lo haces a menudo. Ah, no. Que montar en bici es algo que no se olvida nunca.

Tengo ganas de abrir ese armario, donde guardo cuidadosamente todo lo que un día pude y no tuve valor de hacer. Abrir el cajón con todos los besos que no le dí. Abrir la cajita con ese momento y las caricias que soñaba todas las noches. El cofre con las sonrisas que compartimos cuando mi mundo existía y no se tambaleaba ni amenazaba con derrumbarse.

Pronto llegará el invierno y me estoy planteando la cuestión de hacer una muda. Vaciar el armario, sus cajones y cofres. Aunque la palabra no es esa. Lo que quiero hacer es desnudar su interior y dejarlo sin nada para que cuando alguien venga, no tenga que hacerlo por mí.

2 comentarios:

  1. En Madrid hay un poeta que se hace llamar Batania que grafitea versos por los muros, en uno de esos muros leí “Te hacen la vida otros”, no sé porqué pero mientras leía esta entrada yo me acordaba de aquella pintada y pensaba para mis adentros “no dejes que te hagan la vida otros”.

    Creo que ese bolígrafo que sostienes es el que tiene que escribir tu historia, no dejes ni esperes que otros lo agarren, maneja siempre los hilos y lleva tú las riendas. Aunque es cierto que a veces las historias son caprichosas y se escriben solas…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya tengo tres cosas que hacer cuando vaya a Madrid: verte recitar sin que lo sepas y buscar versos de Batania por las calles. La tercera era pasar un día entero en la Biblioteca Nacional. Muy excesivo, lo sé, así soy xD

      Te tomo el consejo :)

      Eliminar