-¿Tienes más?
+Sí, pero como se trata de ti... –cogió el último chicle y se dispuso a mascarlo con la boca abierta–. Mala suerte.
-¡Serás! Sabes que soy capaz de cogerlo por mí mismo.
+Claro que sí, estás hecho un campeón –hizo una pompa con los chicles, intentando provocarle–. No sé de dónde lo vas a sacar, no tengo más.
-¿Qué te apuestas?
+Tu cerebro.
-Lo digo en serio. Si lo consigo, te someterás a mi persona durante un mes. Luego el mes pasará a ser un año y así, pero eso es secundario. ¿Trato hecho?
+¿Me obligarás a limpiarte los zapatos y a peinar esa maraña de pelo?
-Te encanta mi pelo, nena, te vuelve loca –sin duda, necesita mejorar su tono seductor–. No, no te obligaré a hacer nada en contra de tu voluntad. Soy un partidazo, lo sabes.
Ambos hacen como si se escupieran en la mano y la estrechan firmemente. Como siempre. Excepto aquella vez en la que él lo hizo de verdad.
+A ver, ¿y ésto cómo va? ¿Salgo corriendo calle abajo gritando que quieres violarme? ¿O me resigno y te doy el bolso cual ladrón?
-La primera opción es interesante, desde luego. Más si me salgo con la mía.
+¡Serás cerdo!
-Vamos, estaría bien –hace un gesto obsceno con la boca–. Sería divertido.
+Si es que no tienes arreglo. Bueno, venga, prepara esos oídos que voy a chillar para que me escuche todo el parque.
-Pues sí que cambias de opinión. ¿Aquí lo hacemos? No sé, de noche si nos lo montamos bien no nos vería nadie... –colleja al canto–. Joder, que estaba de coña.
+Sí, sí.
Parecen no notar que el parque está demasiado vacío para ser un viernes a las siete de la tarde. Empiezan a correr y ambos se pierden de vista en cuestión de segundos. Ella descansa detrás de uno de los setos del laberinto, pensando que lo tiene despistado. Sólo escucha... ¿Nada?
Parecen no notar que el parque está demasiado vacío para ser un viernes a las siete de la tarde. Empiezan a correr y ambos se pierden de vista en cuestión de segundos. Ella descansa detrás de uno de los setos del laberinto, pensando que lo tiene despistado. Sólo escucha... ¿Nada?
De pronto, se encuentra entre la espada y la pared. Literalmente.
-Es menester que dejes de ir a correr los domingos. Las carreras que nos pegamos cada vez que salimos me dejan k. o.
+Vente conmigo, en un futuro cercano habrá igualdad de condiciones –pausa de miradas y silencios que nunca fueron incómodos entre ellos–. ¿Y bien?
-Ah, sí. Dame uno.
+Te he dicho que no me quedan, tú mismo lo has visto –empieza a agobiarse, cada vez se adentra más en el matorral–. ¿Qué quieres que haga?
-Recuerda: en principio, un mes –le susurra al oído–.
La besa. Ella pierde la noción del tiempo y le deja hacer. Suave, tímido. No le desagrada precisamente. Para sólo querer el chicle, se recrea bastante. Triunfante y con su premio, él hace una pompa con el objeto de disputa.
-Menta, veo que la señorita no cambia.
+Calla y dame la mitad de ese maldito chicle.
Se enfrascan en una guerra de la que nadie sale perdiendo. ¿La recompensa? Un masticable, unos latidos al mismo ritmo y algo más.
Con juegos inocentes comienzan las historias de verdad. Con momentos como éste desentierras sentimientos que jamás creíste encontrar. No desaproveches oportunidades. Cava.
-Es menester que dejes de ir a correr los domingos. Las carreras que nos pegamos cada vez que salimos me dejan k. o.
+Vente conmigo, en un futuro cercano habrá igualdad de condiciones –pausa de miradas y silencios que nunca fueron incómodos entre ellos–. ¿Y bien?
-Ah, sí. Dame uno.
+Te he dicho que no me quedan, tú mismo lo has visto –empieza a agobiarse, cada vez se adentra más en el matorral–. ¿Qué quieres que haga?
-Recuerda: en principio, un mes –le susurra al oído–.
La besa. Ella pierde la noción del tiempo y le deja hacer. Suave, tímido. No le desagrada precisamente. Para sólo querer el chicle, se recrea bastante. Triunfante y con su premio, él hace una pompa con el objeto de disputa.
-Menta, veo que la señorita no cambia.
+Calla y dame la mitad de ese maldito chicle.
Se enfrascan en una guerra de la que nadie sale perdiendo. ¿La recompensa? Un masticable, unos latidos al mismo ritmo y algo más.
Con juegos inocentes comienzan las historias de verdad. Con momentos como éste desentierras sentimientos que jamás creíste encontrar. No desaproveches oportunidades. Cava.
Me ha encantado lo que escribes. Es muy bonito!!! Gracias por seguir MisTrapitos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Bonito juego, me sabía otras variantes pero me voy a apuntar esta también jajaja.
ResponderEliminarLos premios hay que ganárselos ;-)
¿¿Qué otras variantes?? Jajaja
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