miércoles, 25 de abril de 2012

Overboard

Cuando cierras con pestillo la puerta con intención de no abrirla hasta el día siguiente. Cuando echar unas partidas en la Play con tus amigos no es lo que era antes. Cuando coges el teléfono para llamar a esa persona y te dicen que la línea no existe. Cuando beber no sólo no te llena, sino que acusa el vacío que tienes dentro. Cuando finges olvidar sin haber perdonado.

En el momento en que pierdes la ilusión por la novedad; cuando dejas atrás los nervios para darle paso al miedo. Cuando todo lo que deseas es llegar a casa para echarte en la cama y así ahogar tus gritos en una sorda almohada. Cuando abres un libro del que cae algo que fue tuyo.

Cuando lo único que quiero es silencio. Cuando tengo la necesidad de tumbarme bajo un cielo que amenaza con caer sobre mí gota a gota, sin que ello me importe siquiera. Cuando ya no siento nada y la nada se convierte en un todo:

[...] Allí donde flota mi cuerpo entre los equilibrios contrarios [...].

2 comentarios:

  1. También hay que respetar esos momentos. La soledad que uno mismo busca es necesaria y nos ayuda a encontrarnos, a poner un poquito de silencio en el murmullo. Después de la tempestad viene la calma pero hace falta recomponer lo que el viento se haya llevado.

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    1. ¿Te gusta la poesía? A mí me hicieron odiarla en Bachillerato, pero algunas obras se salvan, como la de "Poeta en Nueva York", de García Lorca. La cursiva que sale en la entrada son un par de versos que me gustaron mucho de uno de sus poemas.

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