Tails. Hasta hace un minuto quise traer de vuelta la pelota que dejé en tu tejado y de la que nunca volví a saber nada. Hasta hace un minuto. Como no sabía cómo decidirlo, me jugué a un cara o cruz escribirte o mantenerme en silencio. Recordé no sin dificultad tu número, pues tus recuerdos llevan un tiempo oxidándose en el olvido. Salió cruz. Me libré de darte la cara sin que me la pidieras, de recibir la bofetada y de tener que poner la otra mejilla. Ha sido una sensación jodidamente única e irrepetible. Ni siquiera me ha importado no saber qué decirte si salía cara; ni siquiera me has importado tú. Simplemente busqué la moneda mientras cruzaba el pasillo descalza. Salió cruz. Volví a borrar tu número sin preguntarme qué pudo haberte pasado en abril. Me cuesta asimilar que ya no te debo nada. Me reí guardando la moneda por haber querido, durante tan sólo 3 minutos, enrredarme otra vez en tus mentiras. De vuelta al sofá escribí esto que lees ahora, justo en esta línea, justo en estas palabras. Salió cruz, amor. Salió cruz...
Caí en lo débil que era al pensarme volviendo a ti. Pensé en lo fuerte que soy ahora por no dejarme seducir por tus tristezas fingidas, que son como una telaraña y una mariposa. Fuiste la araña que quiso acabar con mis alas cuando caí en la farsa que tejiste con versos. Tú estabas a expensas de que cayera alguna. Yo estaba aprendiendo a volar y quise descansar un rato en lo que, tarde, vi que era una trampa: tu trampa. Sólo lograste arañarme las alas hasta que conseguí librarme de tus poéticas mentiras. Escapé, alcé el vuelo y ahora me miras desde el suelo, del que nunca podrás huir. Porque tú, araña, nunca podrás volar como lo hace una mariposa. Porque tú arañas, dependes de lo que te rodea para creer volar mientras que yo vuelo y no necesito fingir. Porque yo no dependo de nada, tan sólo dependo de mí.
La cara dio contra el suelo y salió cruz. Cruz como la del cartel que te puse los primeros días, aquel que rezaba: No te enamores de las palabras, enamórate de los hechos. Pero no le hice caso y me enamoré del que sería mi primer error: me enamoré de ti, amor.
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