miércoles, 2 de octubre de 2013

Bleeding wounds

Desde hace algún tiempo esta batalla está perdida. Pero siento que nunca ha sido mía. Ambos estamos sentados, alejados del lugar del combate, intentando averiguar quién ha caído primero. No hacemos nada que no sea no pensar y escupir. Hacernos daño, al fin y al cabo.

No quiero escribir de ti pero siento que lo necesito. A lo largo de estos meses te he cubierto de símbolos, de canciones, de mí. Te he asociado tantas cosas que ahora no sé qué hacer con ellas. Una caja no es suficiente. Nada lo es.

Esta mañana me levanté pensando que todo había sido una pesadilla, que, en la distancia, me darías los buenos días con una sonrisa en los labios. Me llevó un minuto que mi almohada naufragara cuando caí en la cuenta de que no había sido un mal sueño.

Salí y la ciudad que nos vio juntos por primera vez me preguntó cómo estabas. Mientras fingía ser fuerte, unas lágrimas que brotaban de mis ojos les contestaron por mí. Miré al cielo con intención de que no cayeran y una farola se cruzó en mi camino. Hasta eso me recuerda a ti, eras como una lucecita que se encendió cuanto todo estaba a oscuras y me enseñó el camino a seguir.

Ahora la busco y no siempre la veo.

1 comentario:

  1. Y sin embargo, una vez que has visto una luz siempre sabrás reconocerlas. No es mala manera de avanzar a oscuras.

    Cuídate.

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