Ahora no me atrevo pero sé que dentro de tres años te diré de ir a tomarnos un café. Porque entonces el tiempo correrá en mi contra y necesitaré dar respuesta a mis preguntas.
Puede que no me recuerdes, que las circunstancias de la vida lo compliquen o que a ti simplemente no te apetezca. Sin embargo, lo haré. Necesitaré saber más que nunca si lo nuestro habría funcionado.
Te pediré una oportunidad. Justo antes de marcharme de la ciudad.
De marcharme para siempre.
Las historias que no fueron siempre duelen más que las que fueron y salieron mal. Al menos se te queda el regusto interior del "qué hubiera pasado". Pero tres años dan para mucho, algunos dirían que toda una vida (sobre todo aquellos organismos que viven tres años) y muchas personas vienen y van. ¿Quién sabe si una de esas personas no lo hará para quedarse? En ese caso muchas preguntas encontrarán su respuesta y ya no hará falta saber qué habría pasado, porque no pasó se abrieron otras puertas :-)
ResponderEliminarNunca te marches para siempre. Para siempre es mucho tiempo, al menos deja señas.