No recuerdo bien con quién estaba, un amigo creo. Estábamos hablando cuando vi que en la otra piscina había un grupo dando volteretas en el agua y divirtiéndose. Pillé a la chica en el momento en que se iba a sumergir por el impulso del chico. Su cara cambió por completo cuando me vio. Estoy segura de que tragó agua.
Mi amigo los conocía y se acercaron, así que no supe si su sorpresa la mostró al verme a mí o a él. Esa chica fue de las mejores personas que conocí y mi mejor amiga hasta que las dos nos equivocamos y no supimos perdonarnos. Establecieron una conversación aunque no estaba el otro chico al que no pude ver bien. Fue muy incómodo sentir cómo me ignoraba, ni siquiera me dirigió la mirada y sentía que sobraba. Entonces llegó el amigo, que no era nada más y nada menos que el él que tuve hace unos meses o eternidades atrás. En cuanto lo vi volví a sentir todo lo que una vez sentí y quise huir, como siempre hago si la situación no me es fácil. Las personas que más habían marcado mi vida y que yo uní eran amigas. El destino me puso todo eso ante mis ojos. Era incapaz de aguantarlo.
Le di un beso en la mejilla a mi acompañante, le dije que estaría fuera y me fui sin esperar respuesta. Al estar en la piscina las lágrimas pasaban desapercibidas. Lo que no pasaba tan desapercibido era mi cara de dolor y mis manos vacías pero cargadas de rabia. Yo les daba igual, eso estaba claro. Iba a subir la escalera para salir cuando alguien me sujetó por el pie hasta hacerme resbalar inocentemente de ella. Me trajo hacía sí con una mirada que expresaba mucho más de lo que estaba diciendo su boca, nada o demasiado, no puedo recordarlo; y me acercó a ella hasta que pareció no quedar aire entre nosotros. No convencidos con ello, nos sumergimos en un beso que todo parecía arreglar...
Y ahí abrí los ojos; todo sigue igual.
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