Creo que fue un jueves cuando me topé con tu mirada. Estabas en la puerta de un edificio, hablando con alguien distraídamente. Con la mochila colgada de un hombro, te giraste un poco y me viste. No sé si sabías que era yo, lo único que sé es que no pude despegar mis ojos de ti, buscaba rasgos que me aseguraran que aquél chico eras tú.
Mientras te excrutaba, nuestras miradas se encontraron durante unos segundos que me parecieron suficientes para responder a mis preguntas. Puede que sea cierto eso de que vemos lo que queremos ver, pero estoy casi segura de que tus ojos se preguntaban si era yo.
Bajé mi paraguas para que no me vieras más, y seguí caminando. Rendida.
Es curioso como a veces un simple cruce de miradas, es la respuesta a todas las preguntas.
ResponderEliminarHay personas que son el problema pero a la vez también la solución...
Un texto que viene que ni pintado para este día de lluvia.
Sí, te responde las preguntas, pero a veces surgen otras a raíz de ese encuentro...
ResponderEliminarMe estoy acostumbrando a tus comentarios en mis entradas, gracias por dedicar tu tiempo a poner unas palabras aquí.
No hay que dar gracias por nada, gracias a ti por compartir estos micros. Te escribí un correo a la dirección que tienes en el perfil para decirte que según vaya teniendo tiempo me iré leyendo todo lo atrasado. Pero empezaré por el principio, porque lo merece :-)
EliminarNo entro muy a menudo porque no me suelen escribir, por eso no te había contestado. Mira tu correo en unos minutos :)
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